No cabe duda de que el Congreso del Rosado ha estado marcado por su carácter internacional. “Para aprender del rosado, es fundamental saber lo que pasa aquí, pero también lo que pasa fuera de nuestras fronteras y más si las cosas se hacen tan bien y durante tanto tiempo”. Este ambiente de comprensión e interés por las iniciativas de otros países, ha dotado a este V Congreso del Rosado de diversos puntos de vista muy variados que se han sabido complementar muy bien a la hora de las ponencias y mesas de debate. En este caso, Piermario Ticozzelli, ingeniero agrónomo y de producción de alimentos, además de director general de Enartis, centró su charla en base a datos relacionados con la producción y consumo del vino en tierras italianas.
Según la revista italiana Corriere Vinicolo, que posee, en palabras del propio Ticozzelli, “datos no oficiales, estrictamente hablando, pero sí de gran calidad y renombre”, el rosado ha sido el único vino que ha conseguido mantener su consumo estable tras la irrupción del Covid en 2019, mientras que el vino tinto y el blanco han tenido una bajada considerable a lo largo de los dos últimos años de pandemia.
La variedad estrella que ha hecho este gran aumento posible es el Prosecco Rosado, vino único en su categoría que ha vendido más de 700 millones de botellas en el último año.
Unas cifras que lo posicionan como el vino espumoso más vendido, que suele acompañar a un buen aperitivo durante la tarde. “Es el mejor vino de todos”, calificaba Ticozzelli a la hora de hablar de un vino descrito como muy técnico, centrado en una viticultura de alto rendimiento, unos precios más asequibles y con una publicidad que, desde un primer momento, lo sitúa prácticamente en la cesta de la compra del cliente.
Tras dejar clara la gran influencia y popularidad que poseen los rosados con burbujas, Ticozzelli centró entonces su ponencia en otras variedades y zonas de producción italianas. “El Lambrusco que llega a España no me lo puedo beber, porque los italianos son listos y ellos se quedan con el bueno”, aseguró Ticozzelli.
Para comenzar con el desenlace de su exposición, Ticozzelli puso sobre la mesa la cierta controversia existente respecto al vino de Abruzzo. Una zona que, aunque tiene su nicho de mercado, hoy en día no encuentra fácilmente hueco dentro de las nuevas tendencias y demandas de los consumidores “pese a que su calidad no ha bajado”.
Por último, Ticozzelli volvía a incidir en la importancia del marketing y publicidad del vino rosado. Una variedad que ha sido “desprestigiada o apartada” durante muchos años debido a su mal cartel frente al público, que hoy en día se ha convertido en un producto que entra por los ojos y ha convertido a la publicidad en su mayor aliado. Ya que, según aseguraba, “el rosado es bueno porque le gusta a todo el mundo”.