Rosados en España: un producto marcado por el marketing y la innovación de aromas y sabores

En una de las mesas más completas y extensas de todo el Congreso del Rosado, compuesta por siete personalidades con amplio conocimiento y experiencia dentro del mundo del vino, la encargada de abrir la conversación en relación con la situación de los rosados españoles fue Belén Sanz. La directora técnica de Bodegas de la Dehesa de los Canónigos, junto a Eduardo Gordaliza, encargado de moderar las intervenciones de los distintos ponentes, dio comienzo a la mesa.

“Hemos querido seguir la tradición y recuperar la nomenclatura de clarete como respeto a nuestros inicios en la zona en la que nos encontramos”, comentaba a la hora de hablar de su más reciente producción. “No hemos querido hacer un vino de moda, sino algo honesto que represente a mi familia, a mi uva y que el consumidor disfrute”, explicaba.

Acto seguido, Ángel Anocibar, director técnico de Bodegas Abadía Retuerta, tomaba las riendas de la conversación y ponía sobre la mesa las distintas producciones y tipos de uva locales de los que podemos disfrutar dependiendo de la zona geográfica en la que nos encontremos. “Cuando venían mis amigos de Navarra, les contaba un dicho de esta zona: en Ribera del Duero se hacen tintos; en Rueda, blancos y, ¿qué creéis que se hace en Cigales? Todo el mundo acertaba, rosados, claretes. Y no era por descarte, sino por cantidad de variedades de uva”, destacaba Anocibar.

Por su parte, José Carlos Álvarez, doctor ingeniero agrónomo y Especialista Superior en Viticultura y Enología, y que optó por dar importancia y hablar de la influencia y cantidad de rosados multivarietales de los que gozamos hoy en día.

“Si en Ribera no hubiesen hecho rosados, a lo mejor hoy en día no tendríamos albillo. Si en Cigales no se hubiesen hecho rosados, a lo mejor no tendríamos la gran variedad de hoy en día”, exponía Álvarez al mostrar la importancia del cruce de uvas como, por ejemplo, la mezcla entre blanca y tinta para obtener rosados más pálidos que “tratan de buscar sabores de antes y del futuro con técnicas de ahora”.

Piermario Ticozzelli, ingeniero agrónomo y producción de alimentos, y Jérôme Marty, ingeniero en agricultura, realizaron una comparación de como se trata al rosado en España en relación con Italia y Francia. En este sentido, Marty mencionaba que la tendencia francesa hacia al vino se está orientando cada vez más a vinos más frescos y menos voluminosos para acompañar a comidas contundentes.

En el caso italiano, Ticozzelli mencionaba que el Lambrusco Rosado, con más de 50 años de historia, se encuentra destacando actualmente ya que “no logra encontrar el gusto del consumidor”. Es el rosado, con una gran campaña de marketing tras ver el nuevo camino que ha abierto el éxito del vino blanco en Italia, el que está a la cabeza a la hora de conectar con el consumidor.

Ticozzelli y Marty protagonizaron las últimas intervenciones extensas de esta mesa con la idea principal de “hacer un producto de calidad sin abaratar costes mientras se innova y prueban cosas nuevas”. Es importante hacer un vino que se pueda vender bien, cuidando la nomenclatura ya que, en palabras de Ticcozzelli: “La nómina la pagamos con la moda al final del día”. Pero, como comentaban ambos ponentes en el final de sus intervenciones, sin desviarnos de la materia prima de calidad, con un producto final del que podamos estar orgullosos.

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